sábado, 7 de abril de 2018

2.08 - "Mi Inminente Retorno" (Final)

60

Vanesa y Emmanuel recorrieron la vacía y abandonada casa de Toti. Había señales de que hubo un incendio, pero no había rastros de seres humanos.
VANESA: Oh, Dios. ¿Creés que los chicos están bien?
EMMA: Es probable que no. Al no tenernos a nosotros, se habrán sentidos perdidos y desamparados, sin la mínima noción de cómo reaccionar ante las mínimas pruebas que les ponen la vida... Es probable que estén muertos, Vane.
VANESA: ¡No digas eso! Tienen que estar en algún sitio. 
EMMA: En esta casa no están.
Escucharon un fuerte ruido provenir desde la habitación y ambos corrieron hacia allí. Al entrar, descubrieron a Ivana, Cristian, Carla y Emir tirados en el piso.
VANESA: ¡Chicos! ¿Qué sucedió?
EMMA: Mientras ustedes jugaban a la escondidas, un demonio apareció.
CRISTIAN: ¿Un demonio? ¿Dónde está Héctor?
EMMA: El demonio lo atacó.
IVANA: ¿Y Jose?
EMMA: El demonio lo secuestró.
CARLA: ¿Y Pacha?
EMMA: El demonio también se llevó a la gallina.
EMIR: ¿Y Nico?
EMMA: ¡Él era el demonio! Nah, mentira. Siempre fue Toti.
RODRIGO: Entonces no era el demonio, era el de corbata. Ah, re.
Todos miraron al interior del armario y decidieron conveniente cerrar la puerta.
VANESA: Sé que parece absurdo de explicar, pero Toti tiene secuestrados a Pacha y a Jose.
IVANA: Tranquila, Vane. Tu historia debe ser igual de rebuscada como el hecho de que nosotros te expliquemos que en realidad viajamos al pasado y somos los que pusimos a Polenta dentro del congelador.
Vanesa asintió y observó a Ivana.
VANESA: Es verdad. No lo entiendo.
EMIR: El punto es que tenemos que rescatar a Jose...
CRISTIAN: Y a Pacha.
EMIR: Y a Pacha. ¿Dónde puede ir un demonio? ¿A una cueva?
IVANA: Tengo una llamada entrante de Sergio. ¡Sí! Finalmente estamos en el presente y puedo volver a usar la tecnología. ¿600 mensajes de Whatsapp por unas horas que me ausenté? Después dicen que no soy popular, ¿eh?
Ivana atendió la llamada en casa.
IVANA: ¿Sergio?
SERGIO: Ivana... Están en casa...
IVANA: ¿Quién está en casa? ¿Toti? ¿Jose? ¿La Pacha?
CRISTIAN: Sólo Pacha a secas.
SERGIO: Me atacaron... 
IVANA: ¡¿Estás herido?!
SERGIO: Necesitaban mi sangre... Ivana... Yo...
IVANA: Sergio... ¡No te mueras! ¡No te podés morir!
Todos los chicos miraron anonadados y con lágrimas en los ojos la escena. Carla consideró que era muy conveniente poner música de violín de su celular para que adquiera más dramatismo.
SERGIO: Ivana... Yo... Tengo que decirte que te...
IVANA: Oh, Sergio, no. ¡No! ¡Me lo vas a decir en persona! ¡Ya sé que me amás!
SERGIO: Te... Te dejé pobre.
IVANA: ¿Qué?
SERGIO: Gasté la plata de mi seguro de vida en comprar una nueva moto. No te la mostré porque la choqué cuando salí. Está en el taller. Vas a tener que pagar los daños. Lo siento mucho... 
IVANA: ¿Sergio? ¡Sergio! ¡Sergiooooooooooo!
SERGIO: Todavía estoy vivo. No me grites.
IVANA: Oh, lo siento.
SERGIO: Pero ya moriré.
La llamada se cortó e Ivana dio un alarido lleno de dolor por la muerte de su ser amado.
IVANA: ¡Tenemos que ir a mi casa! ¡Están ahí! 
EMIR: Vayamos por el armario.
Los chicos volvieron a abrir la puerta del armario.
RODRIGO: Claro, ahora que necesitan de mí, sí aceptan reírse de mis chistes, ¿no?

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Los chicos salieron del armario directamente en la habitación de Ivana. Salieron corriendo despavoridos hacia el patio devenido en playa, en donde se encontraron una imagen aterradora.
Sergio flotaba boca abajo en el río. Cerca de él, Toti lanzaba alguna oración en un idioma que todos desconocían. A su lado, estaba un viejo baúl donde Pacha estaba de pie. Pero lo más inexplicable, era ver a Jose suspendido en el aire, como si Toti pudiera moverlo con el poder de sus manos.
VANESA: ¿Qué diablos es esto?
CARLA: Cristian, si tenés un arma en tu poder, el momento de utilizarla es ahora.
CRISTIAN: Pero yo nunca le disparé a nadie. Además, las leyes indican que alguien tiene que estar en peligro para poder disparar.
IVANA: ¡Jose está levitando y Sergio está muerto! ¿No te parece algo peligroso? ¡Ay, dejámelo a mí!
Y sin que Cristian lo pudiera evitar, Ivana le quitó su arma, apuntó a Toti y disparó.
El disparo fue certero y le dio en un hombro, haciendo que el demonio pierda su concentración y Jose cayera al agua. Toti se giró con los ojos amarillos, llenos de odio, mirando hacia Ivana.
TOTI: ¿¡Qué hiciste, estúpida!?
Cristian entonces pareció caer en cuenta que su amada gallina estaba en aquella situación también.
CRISTIAN: ¡Pacha! ¡Vení conmigo! 
El loco de la gallina salió corriendo en dirección hacia su amada mascota.
EMIR: ¡No! ¡Cristian! ¡No vayas!
CRISTIAN: Me quitaré la remera para no mojarme en el agua. 
EMIR: Ah. Entonces andá tranquilo.
Cristian se quitó la remera que despertó los suspiros en el momento más inapropiado de la historia de la humanidad y fue chapoteando a buscar a su animal.
CRISTIAN: ¡Pacha!
PACHA: ¡Cristian!... ¡Toti! ¡Está Cristian aquí!
Toti pareció volver a concentrarse con la orden de su amo y comenzó a hablar nuevamente en ese idioma desconocido, al tiempo que alzaba su mano para hacer levitar al joven.
PACHA: Una vez más, ¡mi plan salió perfecto! ¡Contemplen, inmundos, mi inminente retorno!
Los chicos se quedaron perplejos, una vez más, al ver que la gallina estaba hablando.
EMMA: Pacha hablaba de verdad.
VANESA: Y esa voz... Esa terrible voz...
CARLA: ¡Dios mío! ¡Es Ariel!
EMIR: ¿Reencarnó en una gallina? ¡Qué ironía!
IVANA: Genial. De no verlo por dos meses paso a verlo dos veces en el mismo día. Esto es peor que la muerte de Sergio.
CARLA: Coincido.
EMMA: Tenemos que matar a la gallina antes de que posea el cuerpo de Cristian. ¡Que oración más estúpida acabo de decir!
Esta vez, los chicos corrieron a tomar a la gallina, pero Toti los percibió. Sin dejar de hacer que Cristian levitara, hizo un movimiento con su brazo libre y todos fueron empujados por los aires como si hubieran recibido un golpe de viento.
IVANA: Parece que vamos a tener que disparar de nuevo.
Y acto seguido, Ivana tomó el arma nuevamente y apuntó. Esta vez dio directamente en el pecho de Toti. 
El resultado fue inmediato. Toti cayó en el agua a la vez que la levitación de Cristian llegó a su fin. También cayó desde las alturas entre las olas.
PACHA: ¡Oh, Ivana! ¡Seguís siendo la misma molestia de siempre!
IVANA: No proyectes, querido.
Ivana apuntó a la gallina, dispuesta a darle una muerte digna a Ariel. Otra vez.
Pero Cristian corrió para interponerse.
CRISTIAN: ¡No! ¡Ivana! ¡Es Pacha!
VANESA: Cristian, ¡no es Pacha! ¡Es Ariel!
CRISTIAN: ¿Mi padre?
PACHA: Así es, hijo mío. Cuando tus nuevos amigos me mataron, mi alma vino a ocupar el lugar de tu gallina. Quería conocerte mejor. Yo quería... Estar cerca de vos.
A Cristian se le humedecieron los ojos.
CRISTIAN: ¿De verdad?
CARLA: ¡Ay, por Dios, Cristian! ¡Te está manipulando! Hace unas horas atrás te despreció sin piedad.
PACHA: No la escuches, hijo mío. Sólo te pido que me dejes vivir en tu cuerpo. Es tu deber como hijo salvar la vida de tu padre.
CRISTIAN: ¿Y mi gallina?
PACHA: Ella ya no está. Es sólo un envase.
CRISTIAN: ¿Y qué pasará conmigo si te dejo poseerme?
PACHA: Vas a desaparecer. Pero al menos estarás con Pacha.
Los demás escuchaban aquella conversación boquiabiertos.
EMIR: Hay tantos libros de psicoanálisis que se podrían escribir con esta conversación.
CARLA: ¡Cristian! ¡No lo escuches! ¡Vos no lo conociste, pero te puedo jurar que Ariel era la persona más horrible que existió en el planeta!
Cristian miró a sus nuevos amigos, totalmente perplejo e incapaz de tomar decisión.
CRISTIAN: No sé qué hacer...
PACHA: ¡Salvá a tu papá, Cristian! ¡Yo siempre te amé!
VANESA: ¡Matá a la estúpida gallina!
Cristian notó que el cuchillo con el que Toti había matado a Sergio flotaba en el agua. Lo tomó entre sus manos y apuntó hacia Pacha, quien asustada, retrocedió instintivamente unos pasos sobre la tapa del baúl.
PACHA: Hijo mío... ¡No les hagas caso!
CRISTIAN: Lo siento, papá. En los pocos días que llevo con ellos aprendí algo esencial: nunca le digas que no a Vane.
Acto seguido, le cortó el cuello a su gallina y, con ella, todo vestigio de su infancia. 

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Se produjo un enorme silencio tras la nueva muerte de Ariel. 
Fue como si el tiempo se hubiera congelado, con un Cristian sin remera con el cuchillo todavía en alto, mientras la sangre de Pacha caía en el agua y su cabeza se había perdido entre las profundidades de la noche.
Carla se acercó al oído de Emir.
CARLA: ¿Es malo que en este momento tan dramático confiese que Cristian está muy sexualizable?
EMIR: Para nada. Tengo ganas de que me corte la cabeza a mí.
Cristian dejó de derramar las lágrimas correspondientes y pareció volver a la realidad. Estaba por salir del agua rumbo a la orilla cuando, de la nada, Toti volvió a levantarse lanzando un grito que sobresaltó a todos.
TOTI: ¡No! ¡Mi amo!
Y con un movimiento de su brazo, hizo volar a Cristian por los aires. Aterrizó en la orilla, cerca de un Jose que continuaba desmayado.
VANESA: ¡Dios mío! ¿Es que nunca te vas a morir?
EMIR: Toti, ¿cómo es posible que estés vivo? Te vimos morir apuñalado por Polenta.
TOTI: Es que ustedes son realmente tontos. Es evidente que este cuerpo no es mío. Toti murió esa noche cuando yo mismo lo apuñalé.
CARLA: ¿Cuándo vos mismo...?
EMIR: Eso significa que vos sos...
TOTI: ¡Exacto! ¡Yo soy Polenta!
Todos ahogaron un grito de asombro. Excepto Emma, que no entendía nada.
EMMA: ¿Quién diablos es Polenta? Siento que me estoy perdiendo parte importante de la trama.
TOTI: Ariel vertió mi alma en su interior y por eso resucité a los pocos días. Mi antiguo cuerpo sufría una enfermedad incurable, así que tenía que irme.
IVANA: Bueno, yo que he conocido a ambos cuerpos tampoco es que hiciste el "gran" cambio.
TOTI: Mi cuerpo sin alma sólo se limitó a obedecer las órdenes de Ariel. Pero lo perdimos el mismo día de la transferencia. De todos modos, haré lo que Ariel nunca pudo hacer.
EMIR: ¿Entrenarnos bien?
TOTI: ¡Matarlos! ¡Voy a matarlos a todos ustedes!
IVANA: No si vos morís primero.
Y acto seguido, Ivana disparó por tercera vez contra Toti. Esta vez, el tiro dio perfectamente en la frente del muchacho.
Nuevamente volvió a producirse el silencio entre todos.
IVANA: Para ser un demonio todopoderoso, es bastante débil con las balas.

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Emir, Emmanuel y Cristian llevaban a un desmayado Jose hacia el armario del dormitorio de Ivana.
Cuando abrieron la puerta, se encontraron con un Rodrigo ansioso por saber qué fue lo que sucedió.
CRISTIAN: Tenemos que llevarlo a la clínica urgente.
RODRIGO: Bien. ¿Y Sergio?
EMMA: Está más muerto que la relación de Vane y Juan.
EMIR: ¿Vane y Juan se pelearon?
EMMA: Cuando están en el pasado, se pierden cosas del presente.
EMIR: Sos la perla de la filosofía.
Cristian y Emmanuel metieron a Jose dentro del armario. Cuando Emir estaba por ingresar también, Rodrigo lo detuvo con un gesto con la mano.
RODRIGO: ¡No, Emir! ¡Vos ya estás afuera!
EMIR: ¡Cierto!
Y sonriendo, cerró la puerta para que se pudieran transportar. 
EMIR: Un momento... ¿Qué diablos pasó acá?

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Las tres amigas se quedaron en silencio, contemplando el río lleno de cadáveres.
CARLA: Ariel va a encontrar la forma de volver. Estoy segura.
VANESA: Y nosotros lo vamos a detener nuevamente. Ivana... ¿Vas a estar bien?
IVANA: Sí, sacando el hecho de que Sergio murió, que hay un par de cadáveres flotando el patio de mi casa y que tendré que prostituirme para pagar las deudas de mi marido, creo que voy a estar regio.
Se produjo un nuevo silencio. Casi de paz. Casi de muerte.
VANESA: Juan y yo terminamos.
CARLA: ¡Oh, Vane! ¡Lo siento muchísimo!
IVANA: ¿En serio, Carla? Mi marido se acaba de morir desangrado y vos te apenás porque Juan y Vane tuvieron una peleíta.
CARLA: No todo puede girar siempre en torno a vos, Ivana.
VANESA: A lo que iba, Ivana, es que voy a estar sola. Y si querés, podemos vivir juntas hasta que nuestras vidas se acomoden.
IVANA: Ay, Vane. La verdad es que no sé si quiero volverme lesbiana.
VANESA: No te estoy ofreciendo eso.
IVANA: Entonces sí.
Las dos se fundieron en un abrazo y Carla se emocionó.
CARLA: Voy a hacer que Lucy y Emma se peleen, así ella se va a vivir conmigo. 
Decidieron volver hacia la casa cuando, de repente, un sonido de alguien saliendo del agua las alertó.
Se giraron espantadas, pensando que se trataba de Toti otra vez.
Pero no.
IVANA: ¡Oh, por Dios! ¡Sergio!

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Dos Semanas Después...

Carla decidió que era hora de ser sincera. Miró al muchacho rubio que tenía enfrente y decidió disparar la verdad.
CARLA: No te voy a mentir, Mati. La verdad es que nuestra relación tiene que terminar. Yo sé que estás enamorado de mí, pero te pido que te lo tomes con madurez.
Matías asintió y agachó la mirada.
MATIAS: No voy a negar que me la veía venir. Hace un par de días que te notaba un poco ausente. 
CARLA: Igual... Podemos ser amigos, ¿no?
Matías se encogió de hombros.
MATIAS: Claro. Más adelante.
CARLA: Gracias por todo.
Le dio un beso en la mejilla y se despidió. De nada hubiera servido decirle que lo abandonaba porque había conocido a otro muchacho que la tenía enamorada. 
Después de esa necesaria ruptura, salió a encontrarlo en el bosque, listo para la caminata que habían programado. Al ver a Cristian, sonrió con orgullo y le dio un beso en los labios.

66

Emir se sorprendió de ver a Matías un día que no debía parar en su casa. 
EMIR: ¿Qué pasó? ¿No viajaste?
MATIAS: Tengo que serte sincero. Durante todos estos meses, los días que me iba de aquí, en realidad me veía con otra persona. Pero estoy aquí porque esa historia se terminó y quiero apostar realmente por nosotros.
EMIR: Oh, Matías. Confesarme esto es un gesto muy noble.
MATIAS: ¿De verdad?
EMIR: En un momento totalmente inoportuno. Porque quiero que terminemos.
MATIAS: ¿¡Qué!?
EMIR: Ahora me siento menos culpable al decirte que conocí a otra persona. 
MATIAS: Pero...
EMIR: Igual, podemos seguir siendo amigos, ¿no?
Le dio un beso en los labios de despedida, pero salió de allí liberado de aquella carga que la noche anterior lo tuvo en vela. Post sexo con su nuevo amor.
Salió de su casa en dirección al bosque, donde había quedado en encontrarse con su cita. Al ver a Cristian, lo saludó con énfasis.
CRISTIAN: Venís sonriente.
EMIR: Me siento liberado. 
CRISTIAN: Se fueron a comprar agua mineral al kiosco para hacer el recorrido.
A la distancia, la figura de Carla y Héctor apareció entre la multitud, botella de agua en mano. Héctor saludó a Emir con un beso en los labios y emprendieron el camino por el lugar.
HECTOR: Tengo las esposas.
EMIR: No vamos a hacer eso acá, Héctor.
CARLA: Amor, ¿cómo vas llevando el hecho de que mataste a tu padre gallina?
CRISTIAN: Bastante bien. Pese a que es terriblemente doloroso, recientemente me enteré que tengo un medio hermano de parte de madre, que iba al gimnasio de Ariel. Así que tal vez ustedes puedan ayudarme a vincularme con él.
EMIR: ¡Fantástico! ¿Quién es?
CRISTIAN: Se llama Darío. Me dijeron que atiende un kiosco. ¿Lo conocen?
Carla y Emir se miraron automáticamente.
CARLA: Ay, Dios.
EMIR: Creo que nunca escuché hablar de él.
Y sin decir más, siguieron caminando en su aventura.

67

Emmanuel se sorprendió de ver a Lucy llorando en la habitación.
EMMA: ¿Lucy? ¿No íbamos a ir a entrenar? ¿Estás llorando porque te da miedo Vane?
LUCY: No puedo ir a entrenar, Emma.
Derramando un par de lágrimas, le mostró su prueba de embarazo y la marca que daba positivo. Emma tomó la prueba entre sus manos y la observó detenidamente.
EMMA: No tengo idea de qué es lo que estoy sosteniendo.
LUCY: Estoy embarazada, Emma. 
EMMA: Oh, Lucy... No vas a poder entrenar por mucho tiempo.
La abrazó sin tener ninguna otra reacción, pero la mente de Lucy estaba en otro sitio como para que aquello la afectara.
Después de todo, ¿cómo podía confesarle a Emma que en los tiempos que Toti fue su guía espiritual, tuvo un encuentro casual con él que podría traer como resultado el test de embarazo positivo?
Y después de lo que descubrió de Toti... ¿Cómo podría sentirse tranquila sabiendo que el hijo que llevaba en su vientre podría ser el hijo de un demonio?

68

Cuando Vanesa vio que Jose regresaba al trabajo, tras un descanso por haber sido atacado por el demonio, sintió tanta alegría que por impulso casi lo besa en los labios. Había evitado ir a visitarlo, precisamente para que sus instintos básicos no surgieran a flote.
Jose la saludó con una sonrisa y se sumergieron en un incómodo silencio.
JOSE: Me siento mejor.
VANESA: Se te nota mejor. 
Silencio.
JOSE: ¿Cómo estás vos?
VANESA: Estoy bastante bien.
Silencio.
Al final ambos decidieron hablar al mismo tiempo y ninguno de los dos escuchó lo que el otro dijo.
Se quedaron en silencio nuevamente.
JOSE: No sé si es oportuno hablar de algo sobre nosotros...
VANESA: Por más ansiosa que estoy sobre el tema, en realidad es muy pronto. 
JOSE: Entonces...
VANESA: Canalicemos la tensión sexual en la investigación. ¿Acaso olvidamos que el cadáver de Polenta se escapó del congelador y lo vimos deambulando unos días después?
JOSE: Realmente sabés cómo matar cualquier intensión sexual, ¿eh?
Vanesa sonrió como si hubiera recibido un piropo.
VANESA: Tengo algo de experiencia en la castración.

69

Sergio se apoyó sobre el bastón y caminó hacia el patio de su casa.
Después de haber estado al borde de la muerte, finalmente había conseguido salvarse y pasar dos semanas casi postrados, enloqueciendo a Ivana al punto de haber deseado genuinamente que se hubiera muerto en el agua.
SERGIO: Voy a ir a pasear por la playa.
IVANA: Que la arena no te entre en las heridas que después te vas a pasar quejándote toda la noche.
Negó con la cabeza mientras se marchaba y se puso a cocinar. Por fortuna, todo había salido bien.
Sergio continuó caminando en aquel día soleado.
Pese a que la playa haya sido construida con propósitos oscuros, no podía negar que era un agradable lugar para estar.
Cuando llegó a la arena, ignoró completamente el consejo de Ivana y se tiró a contemplar el río.
Esperó unos segundos hasta que la bestia se acercó. No podía hablar porque estaba vacía. No era más que un juguete con la forma de un hombre. 
Se sentó a su lado como si fueran amigos y también contempló las tranquilas aguas, como si pudieran experimentar la misma dicha.
Sergio le lanzó una mirada serena que el cuerpo del que fue Polenta no devolvió.
<<No puede morir>>, pensó.
Al final, aquella noche hacía dos semanas, todo había salido bien. 
Su cuerpo pronto sanaría y entonces comenzaría la verdadera diversión.
Sergio sonrió al tiempo que divisó unas turbias nubes en el cielo.
Se estaba acercando una terrible tormenta.

jueves, 5 de abril de 2018

2.07 - "Las Cosas se Salieron de Control"

50

Ajenos a lo que sucedía en el interior de la iglesia o en otro espacio temporal, estaban Vanesa y Jose, sumidos en un incómodo silencio esperando alguna novedad.
Vanesa se encontraba tan histérica que decidió encender un cigarrillo.
JOSE: No sabía que fumabas.
VANESA: Fumo cuando estoy nerviosa. Creo que la situación lo amerita.
JOSE: Bueno, podría decirse que tuviste un día bastante movido, ¿no? Lucy fue secuestrada, tenemos que sacrificar a Pacha para recuperarla, varios de nuestros amigos no responden el teléfono y tuviste una encantadora propuesta de casamiento que salió en los diarios digitales, la cual rechazaste cruelmente.
Vanesa puso los ojos en blanco.
VANESA: Exacto. Las cosas se salieron un poco de control. 
Suspiró, decidiendo que era el momento oportuno para tener la conversación que ella deseaba. Quizá no se estaba dando de la forma que ella quería, pero al menos tenía enfrente a una versión de Jose dispuesta a hablar.
VANESA: Sabías lo de Juan, ¿no?
JOSE: Me lo dijo en la fiesta de Emma.
VANESA: Y por eso decidiste cortar con nuestros encuentros.
JOSE: Clalo que chí. Me pareció lo más correcto.
VANESA: Jose, no es momento de hablarme como idiota.
JOSE: Lo siento. Pero Juan apareció con la idea de oficializar, de dar el gran paso y eso era más de lo que yo podía ofrecer. O más de lo que vos ibas a aceptar de mí.
VANESA: ¿Acaso querías ofrecer otra cosa?
Jose agachó la cabeza pero no respondió. 
JOSE: Quizá deberíamos entrar en la iglesia. Tal vez estén en problemas.
VANESA: Tienen a Héctor. Estarán bien.
En ese momento, escucharon que uno de los ventanales de la iglesia se rompía en mil pedazos, cuando el cuerpo de Héctor fue arrojado por los aires.
VANESA: ¡Oh, por Dios! 
JOSE: ¡Héctor! 

51

Mientras, en el pasado, Ivana, Emir, Carla y Cristian corrieron cuadras enteras sin mirar atrás. 
Cuando comprobaron que nadie los estaba siguiendo, se tomaron un segundo para analizar los pasos a seguir.
IVANA: La opción más inteligente hubiera sido que corramos hacia la habitación, entremos en el armario y que Rodrigo nos devuelva a nuestro tiempo. ¡¿Por qué diablos salimos de la casa?!
CRISTIAN: Carla y yo no íbamos a llegar a la habitación antes de que el zombie gigante nos atrapara. 
IVANA: ¡Pero Emir y yo sí! En este momento estaríamos contándole nuestra trágica historia a Vane o a Héctor y estaríamos en paz, en un mundo donde Ariel está muerto. 
CARLA: Pero... ¿y nosotros?
IVANA: Serían recordados como héroes, Carla.
EMIR: ¿Qué es lo que vamos a hacer? No podemos volver a la casa de Toti porque seguramente Ariel está montando guardia ahí. 
IVANA: ¿Y si vamos a visitarnos a nosotros mismos?
CARLA: Eso sería una locura. En este momento, estamos entrenando. No podemos aparecernos delante de todos y decir "somos los chicos del futuro". 
EMIR: Pero nuestras versiones del pasado no conocen a Cristian. Podemos mandarlo a él.
CARLA: Es obvio que no hicimos eso. Sino, recordaríamos a Cristian. Recuerden...
IVANA: Sí, sí, nada de lo que hacemos ahora alterará el presente. Entonces, ¿qué fue lo que hicimos? Porque me niego a creer que durante cuatro meses estuvimos escondidos en una montaña esperando que se haga el día en que viajamos el pasado para poder volver a conectarnos con nuestra vida.
Los cuatro se quedaron en silencio analizando una respuesta.
EMIR: Hay alguien que no estaba entrenando, todavía, con nosotros. 
CARLA: ¡Emma! 
IVANA: ¿Emma? ¿Realmente queremos pedirle ayuda a Emma?
CRISTIAN: No es una mala opción. Tranquilamente pueden hacerse pasar por sus versiones del pasado y él no notaría la diferencia, porque hace tiempo no los ve.
CARLA: Por eso y porque siempre está drogado.
IVANA: Tengo que reconocer que ante estos discursos, es el candidato perfecto.
EMIR: Bien, Emma será entonces. Vamos a la casa de él. 

52

Vanesa y Jose corrieron hacia el estacionamiento donde el cuerpo del policía cayó. Se movía a duras penas, lo cual significaba al menos que estaba con vida.
VANESA: ¿Qué diablos pasó ahí dentro?
Héctor comenzó a vomitar sangre de la boca mientras intentaba hablar.
HECTOR: Cuidado... Corran...
Vanesa y Jose se giraron hacia el ventanal roto y descubrieron a un hombre moreno de ojos amarillos que los miraba con una sonrisa tétrica en los labios. Tenía a Pacha en su poder.
TOTI: ¿Dónde está Cristian?
VANESA: ¿Qué diablos es esa cosa?
TOTI: ¡¿Dónde está?!
Extendió su mano libre y comenzó a apretar, como si estuviera estrujando una manzana invisible. Automáticamente, Héctor comenzó a retorcerse del dolor a los pies de los chicos.
VANESA: ¡No está con nosotros! ¡No está con nostros!
Toti pareció creerle, porque relajó su mano, junto con los gemidos de Héctor. El monstruo entonces miró a Jose.
TOTI: De acuerdo. No hay mucho tiempo. Vos vas a servir.
Y antes de que Vanesa alcanzara a pestañear, Toti había desaparecido del lugar.
Jose también.

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Emma abrió la puerta de su casa y les dedicó una amplia y sorprendida sonrisa en cuanto los vio. 
EMMA: ¿Chicos? ¡Chicos! ¡No estoy drogado!
IVANA: Seguro que no.
EMMA: ¿Qué están haciendo aquí? ¿Y vos quién sos?
CRISTIAN: Soy Cristian.
EMMA: Ah, me parecía. ¿En qué andan metidos? 
CARLA: Necesitamos tu ayuda en este momento.
EMIR: Es un poco difícil de explicar. 
Emma los miró confundidos, esperando una explicación más amplia, pero ninguno de los cuatro parecía tener manera de poder exponer la situación.
EMMA: ¿Saben qué? No importa. Seguramente tiene relación con ese hombre obeso que los viene siguiendo.
Los cuatro se giraron automáticamente para comprobar que, en efecto, el misterioso Polenta estaba detrás de ello, cuchillo en mano, dispuesto a atacar.

53

Cinco minutos después, Héctor estaba arriba de una ambulancia, rumbo a emergencias, para tratar sus heridas.
Vanesa, Emmanuel, Lucy y Nicolás no pudieron brindar mucho testimonio de lo que sucedió, debido a que era tan surrealista que probablemente los tomarían por locos. Decidieron que lo mejor era mentir que justo pasaban por allí y vieron al policía herido. Se harían cargo de las consecuencias posteriormente.
VANESA: Tenemos que encontrar a los demás chicos. 
NICO: Yo creo que la prioridad es Jose. Los chicos no fueron secuestrados por un demonio.
EMMA: Eso, que sepamos nosotros. Vanesa tiene razón. Primero vamos por los demás y luego vamos por Jose todos juntos. 
LUCY: Yo no estoy en condiciones de ir a ningún sitio.
EMMA: Y eso es natural. Nico, acompañá a Lucy a casa y quedate con ella.
Nicolás parpadeó ante la orden.
NICO: Pero... Vos sos su novio. 
VANESA: Andá con Lucy, Emma. Yo voy con Nico.
EMMA: Pero, Vane, necesitás ir con una persona práctica a buscar a los demás chicos. No sabemos qué cosas te vas a encontrar en la casa de Toti. Quizá esté ahí y necesitás alguien valiente que pelee a tu lado. ¿Soy el único que está pensando en un movimiento estratégico?
VANESA: Te juro que no.
EMMA: Por eso, Nico... Andá con Lucy.
NICO: De verdad no me quiero perder el desenlace de ésto.
LUCY: Está bien, Nico. Yo puedo estar bien sola.
EMMA: De ninguna manera, mi querida Lucy. Por andar sola, te metiste en una secta y te secuestró un demonio. Es obvio que en este momento no estás capacitada para tomar decisiones. Nicolás, no la hagas sentir mal y andá con mi novia.
Nicolás lo maldijo por lo bajo pero aceptó irse con Lucy, mientras Vanesa y Emmanuel emprendieron el camino hacia la casa de Toti.

54

Emmanuel se recostó el sillón de su casa y disfrutó del espectáculo.
Jamás imaginó que lo que probó le era tan bueno, pero ver a cuatro jóvenes peleando con una mole gigante, no ameritaba otra cosa más que ponerse los auriculares y elegir una banda de rock pesado que estuviera acorde con la situación.
Lanzó una sonora carcajada cuando Carla y Emir volaron por los aires y se dieron de lleno contra la pared de su casa.
No pudo evitar el ataque de risa cuando el monstruo tomó a Ivana desde los pelos y comenzó a tirarla por el lugar.
Se destornilló cuando el gigante comenzó a pisar a Cristian en la cabeza. 
El final fue bastante obvio, como en todas las películas de acción. 
Al final, el momento en donde los cuatro logran destruir a la mole gigante era bastante predecible. Le pareció un buen efecto que un poco de sangre le salpicara en el rostro. 
De todos modos, se sintió feliz por la película que presenció y, sin que se pudiera dar cuenta, se quedó dormido.

55

Mientras, en el presente, Sergio, cerveza en mano, fue a atender a la puerta. Le parecía sumamente extraño que Ivana no hubiera llegado todavía, así que imaginó que se trataría de un policía pidiéndole que fuera a identificar su cadáver.
Sin embargo, al abrir la puerta se encontró con un hombre rechoncho y moreno, vestido de traje, corbata violeta y que traía un baúl consigo.
SERGIO: ¿Sí?
TOTI: ¡Sergio! ¿Te acordás de mí?
Sergio negó con la cabeza al tiempo que le daba otro sorbo a su lata.
SERGIO: No. ¿Querés plata?
TOTI: No, no, mi querido Sergio. Tuvimos una conversación encantadora hace unos días en donde te aconsejé que hicieras tu propia playa en el patio de tu casa.
SERGIO: Ah, sí. Recuerdo algo de eso. Estaba muy ebrio.
TOTI: No tanto como para olvidarlo, porque sé que estuviste trabajando en la construcción de la playa.
SERGIO: Oh, sí, estuve a mil con ese tema. ¿Te gustaría verla?
TOTI: Me encantaría ver cómo quedó. ¿Te molestaría ayudarme a cargar mi baúl?
Sergio se encogió en hombros, dejó la cerveza sobre la mesa del recibidor y ayudó al misterioso hombre con el pesado baúl que traía consigo.
SERGIO: ¿Qué traés acá? ¿Un cadáver para arrojar a mi playa?
Toti se rió por el chiste.
TOTI: Algo así, Sergio. Algo así.

56

Emir, Carla, Ivana y Cristian estaban catatónicos ante la experiencia que habían vivido. Pero pese a haberle ganado al monstruo, estaban más paralizados al ver que lo habían matado. 
IVANA: ¡No puede ser! ¿Por qué matamos todo lo que tocamos?
EMIR: Dejame revisar los hechos, porque estoy bastante seguro que esta cosa venía a matarnos a nosotros. ¡Por orden de Ariel! 
CRISTIAN: ¿Vamos a llamar a la policía? Tenemos que reportar un crimen.
IVANA: ¿Acaso te volviste loco?
CRISTIAN: Lo matamos. Fue en defensa propia.
IVANA: ¡Ni siquiera somos de este tiempo, Cristian! ¡Vos estás en una academia de policía! ¿En qué momento saliste de ahí para matar a Polenta?
Cristian estuvo a punto de replicar pero se quedó callado.
EMIR: La mujer loca tiene un punto. Pero no podemos dejarle el cadáver a Emma. 
CARLA: Ya sé lo que podemos hacer con él. Tengo la solución.
EMIR: ¿La tenés?
IVANA: ¿Vos?
CARLA: Síganme.
Carla los guió con mucha soltura hasta el garaje de Emmanuel. Luego, extendiendo sus manos como si fuera algo que no podían ver a simple vista, les mostró el refrigerador. 
CARLA: Creo que tenemos un sitio donde guardar a Polenta. 

57

Mientras conducía su auto rumbo a la casa de Toti, Vanesa dejó que por medio del Bluetooth sonara en sus parlantes el mensaje que Juan le había dejado en su celular, sin estar ajena a que Emma lo escucharía.
JUAN: Vanesa, estoy en casa juntando mis cosas. Realmente creo que después del rechazo recibido hoy, lo nuestro no tiene demasiado futuro. Si escuchás esto y creés que todos los problemas de tus amigos son más importantes que nuestra relación, entonces seguí jugando con ellos. Yo te espero hasta la medianoche. Si a esa hora no estás, entonces no vas a volver a verme.
Guardó silencio tras entender lo que significaba ese mensaje.
EMMA: Faltan quince minutos para medianoche. Podés ir por Juan.
VANESA: Jose está en peligro.
EMMA: Nosotros podemos hacernos cargos de encontrarlo. 
VANESA: En realidad, querido Emma, no creo que sea el eje de la cuestión. No me encuentro en una situación de salvar la vida de Jose o salvar mi relación con Juan. Al contrario. Creo que simplemente estoy decidiendo no ir detrás de Juan. 
De repente, aunque todo era una tragedia de dimensiones catastróficas, Vanesa se sintió contenta. 
EMMA: Es buenísimo que los secuestros de nuestros amigos te sirvan para llegar a una buena conclusión sobre tu vida personal. 
VANESA: La verdad... Sí.

58

Emir, Cristian, Carla e Ivana se posicionaron con el cadáver de Polenta alrededor del congelador.
IVANA: Esto es absurdo, ¿nosotros cambiamos el cuerpo de Andrea por el de Polenta?
EMIR: Las ironías del destino.
Abrieron la tapa del congelador y en el interior, efectivamente, se toparon con el cadáver de una chica.
EMIR: ¿Creen que le debería sacar una fotografía para mostrársela a Jose? Tal vez le sea necesario para cerrar la etapa.
IVANA: No es que no me importen los sentimientos de Jose sobre su novia muerta, pero en realidad... no me importan. 
CARLA: Esta vez estoy del lado de Ivana. Preferiría que enterremos a Andrea en el patio, metamos a Polenta allí y nos larguemos a nuestro tiempo.
CRISTIAN: Chicos, ¡esto está mal! Piensen en todo el mal que le estamos haciendo a Emma. 
IVANA: Cristian, vos no estás teniendo en cuenta de todo el mal que Emma nos hace a diario. Es parte importante de la ecuación.
EMIR: Cristian, si no querés participar de esto, no lo hagas. Dejanos a nosotros que somos casi profesionales en esto de enterrar cuerpos. 
CARLA: Aunque técnicamente sería la primera vez que consigamos enterrar un cuerpo de verdad y se quede ahí. Diría que estamos mejorando.
IVANA: Es cierto. ¡Viva nosotros!
Así que sacaron a la chica muerta, la enterraron en el patio de Emmanuel y metieron el cuerpo de Polenta en el congelador, el cual encontrarían meses después sin entender, en ese entonces, cómo llegó hasta ahí.
Una vez que terminaron con todas las hazañas, llegó el momento de preguntarse cuál era el paso a seguir.
CARLA: ¿Qué hacemos? ¿Vamos a ver a Rodrigo?
EMIR: El Rodrigo de este presente no es el mismo que nos trajo hasta aquí. Tenemos que volver a la casa de Toti.
IVANA: Pero ahí puede estar Ariel.
CRISTIAN: Me gustaría ver a mi padre nuevamente antes de partir.
IVANA: ¡Por el amor de Dios, superalo! 
EMIR: O volvemos a la casa de Toti e intentamos entrar en el armario o nos quedamos varados aquí cuatro meses hasta que podamos volver a nuestro tiempo. 
CARLA: Creo que es lo más lógico.
Ivana lanzó un suspiro agotador.
IVANA: De nada serviría que yo les diga que es un mal plan. Puesto que lo es, pero nadie va a escucharme. Entonces estaremos en una situación complicada y yo podré decirles que se los dije. 
EMIR: Podrías ahorrártelo al "te lo dije".
IVANA: Cariño, no hay manera de que la Ivana del pasado, del presente o del futuro no lo haga. 

59

A Sergio aquella situación le estaba sonando sumamente extraña. El hombre de traje llevó el baúl hasta el interior del agua, sin siquiera quitarse los zapatos.
Una vez dentro del río, abrió la tapa del baúl y extrajo una gallina.
SERGIO: ¡Por Dios! ¡Te falta un dedo!
El hombre no pareció escucharlo. Estaba fascinado con la gallina.
TOTI: Está todo listo, mi amo.
PACHA: Al fin. Te dije que quería a Cristian. 
TOTI: Lo puedo ir a buscar si es lo que desea.
PACHA: No. Jose estará bien. De todos modos, me cae igual de mal.
Sergio, que a la luz de la luna hubiera jurado que el hombre era ventrílocuo y estaba teniendo una conversación imaginaria. Pero esa voz...
La gallina reparó en Sergio por primera vez.
PACHA: Hola, Sergio. ¿Me extrañaste?
SERGIO: No... No creo.
PACHA: Soy Ariel.
SERGIO: Entonces no.
PACHA: Después de la explosión, mi fiel amigo Toti capturó la esencia de mi alma. Como mi hijo ya estaba en la ciudad, secuestré a su gallina y me vertió dentro, ya que teníamos que esperar a que este lugar estuviera finalizado para concretar el ritual.
SERGIO: Ariel, te juro que no me importa.
PACHA: Como dije antes, lo ideal hubiera sido que mi cuerpo se transfiera al de mi propio hijo, pero en virtud de que Toti no pudo conseguirlo, el cuerpo de Jose tampoco está mal. 
SERGIO: Sabía que eras un perturbado, pero nunca imaginé que lo serías a este nivel.
PACHA: Oh, amigo mío, esto es sólo una parte de todo lo que tengo planificado. Es una pena que vos no puedas apreciar todo lo que se viene. 
SERGIO: ¿Qué...?
TOTI: Necesitamos un poco de sangre para empezar el ritual. ¡La tuya!
Y antes de que Sergio pudiera reaccionar, notó a Toti dirigirse hacia él a toda velocidad, con un filoso cuchillo en lo alto. 

miércoles, 4 de abril de 2018

2.06 - "Intercambio"

42

Cuando salieron del armario de Toti, no había humo dentro del hogar ni había ruido de camiones de bomberos en el exterior.
Carla, Cristian, Emir e Ivana salieron a la misma habitación, a excepción que ésta parecía diferente. Estaba más iluminada, con un poco más de orden y exageradamente limpia. 
CARLA: ¿Acabamos de viajar en el tiempo?
Rodrigo, desde el interior del armario, los observaba con una sonrisa.
RODRIGO: Los traje a la noche del asesinato de Toti. 
EMIR: Esto es mucho para procesar. ¿Me estás diciendo que podés viajar en el tiempo?
RODRIGO: Puedo ir a cualquier fecha mientras el armario exista. 
EMIR: ¿Cómo sabemos que esto es real y en realidad no estamos teniendo un episodio de delirio colectivo a causa de la asfixia del incendio?
Rodrigo se tomó con tranquilidad las incertidumbres de Emir.
RODRIGO: Es real. En estos momentos no estamos allá, sino que estamos aquí.
CARLA: Si tocamos algo, ¿podemos alterar el futuro?
Rodrigo negó con la cabeza.
RODRIGO: Todo lo que ha sucedido, ya pasó. Es decir, aunque ustedes recién lo estén viviendo en este momento, el 3 de noviembre del año pasado estuvieron en esta casa cuando Toti fue asesinado. 
CRISTIAN: ¿Ustedes se dan cuenta de lo que esto significa?
IVANA: ¿Que viajar en el tiempo no es tan divertido como nos hicieron creer, ya que por más viajes que hagamos, no podemos alterar la realidad que tenemos en el presente?
CRISTIAN: ¡No! Que si realmente a Toti lo mató mi padre, ¡significa que estoy por conocerlo! 
Emir, Carla, Ivana y Rodrigo se quedaron horrorizados.
EMIR: Siento que le pusiste mucho entusiasmo para una oración tan perturbadora.
IVANA: ¡Oh, por Dios! ¡Estamos en un mundo donde Ariel aún vive! ¡Quiero volver ya mismo! ¡Prefiero el incendio!
CARLA: En esto, estoy con Ivana. Pero de todos modos, seamos testigos de lo que sucedió esa noche, a ver si ya podemos empezar a resolver alguno de los conflictos actuales.
En ese instante, escucharon el ruido de un auto deteniendo su marcha.
EMIR: Ese debe ser Toti. Cristian, ¿Toti logró entrar a la casa cuando lo asesinaron?
CRISTIAN: No. La puerta de la casa estaba con llave. Lo mataron en el portal.
EMIR: Entonces tranquilamente podemos ver el asesinato desde la ventana.
Los chicos salieron de la habitación, excepto Rodrigo que no podía salir del armario, rumbo hacia los ventanales que daban al patio delantero.
IVANA: ¿Saben? Prefiriría que la próxima me inviten al cine.

43

Mientras tanto, en el presente, Vanesa decidió que era tiempo de enfrentar a los no muertos que los perseguían. Salió del gimnasio, rumbo a encontrarse con el muchacho que los observaba desde la vereda de enfrente.
JOSE: ¡Vane! ¿Qué estás haciendo?
VANESA: Quiero que lleguemos al final del misterio, Jose.
JOSE: ¡Puede ser peligroso!
VANESA: Más peligrosa puedo ser yo cuando estoy irritada. Y lo estoy.
Pero no pudo cruzar la calle porque un feroz ruido proveniente del cielo la detuvo.
Todos miraron hacia arriba y ella descubrió, horrorizada, que un avión había escrito las terroríficas palabras "¿Te querés casar conmigo, Vane?".
Acto seguido, un muchacho se lanzó en paracaídas y aterrizó justo enfrente de ella, poniéndose de rodillas y extendiendo un anillo.
JUAN: No se me ocurrió mejor forma de pedírtelo.
VANESA: Yo hubiera pensado un par de formas mejores.
JUAN: Vane... Me harías el hombre más feliz del mundo si aceptaras ser mi mujer.
Vanesa se quedó paralizada. 
Miró a Jose, quien agachó la cabeza y volvió a mirar hacia el lugar donde estaba Polenta. Obviamente, ya no estaba allí.

44

Mientras tanto, al mismo momento pero cuatro meses antes, Emir e Ivana se acomodaron detrás de la ventana izquierda que daba al portal y Carla y Cristian hicieron lo propio en la ventana derecha.
EMIR: ¿No podemos hacer nada para evitar que asesinen a Toti?
IVANA: Bueno, teniendo en cuenta que fue a la fiesta de Emma, muy muerto no está.
CARLA: Rodrigo dijo que no podemos alterar el paso del tiempo.
CRISTIAN: Además, si salvamos a Toti, puede que yo no haya nacido.
Todos miraron a Cristian pero nadie remató su teoría. Continuaron apreciando al hombre regordete, vestido de traje y de corbata violeta que descendía de su auto y se encaminaba rumbo a entrar en la casa.
EMIR: Si llega a entrar aquí y nos ve, eso será complicado de explicar.
CRISTIAN: No hubo reportes en las noticias sobre algún intruso en la vivienda. Así que técnicamente, ésto no lo hicimos.
IVANA: Estoy tan confundida con las líneas temporales.
Justo cuando Toti alcanzó el primer escalón, un auto se detuvo en la vereda.
CARLA: ¡Ahí está Ariel! ¡Está por matarlo!
En efecto, el asesino de Toti descendió, cuchillo en mano, corriendo hacia él. 
Excepto que no era Ariel quien, sin que Toti se lo viera venir, le dio una primera puñalada por la espalda.
EMIR: ¡Oh, mi Dios!
Ivana cerró los ojos.
IVANA: ¿Ya lo mató?
CARLA: No es Ariel.
Sin poder evitarlo, Ivana volvió a abrir los ojos.
IVANA: ¿Es quien yo creo que es?
EMIR: Sí. Es el hombre del congelador.
Toti comenzó a gritar mientras el hombre conocido como Polenta lo apuñalaba sin piedad.

45

Juan se mostró un poco irritado al ver que Vanesa no estaba respondiendo nada.
JUAN: Vane, mi reina, este es el momento en donde agarrás el anillo, saltás como posesa y me besás. La gente nos está mirando. Me estás haciendo quedar en vergüenza.
En efecto, todos los vecinos de la cuadra y transeúntes en general se habían detenido a ver la propuesta de casamiento. 
VANESA: Juan... Yo...
JUAN: Este no es el momento de empezar a dudar de nuestra relación.
VANESA: Claro que no es el momento. Estaba dudando desde antes.
JUAN: ¿Qué?
Juan se puso de pie. Algunos lanzaron un gemido de tristeza al ver que la historia no tendría final feliz. Pero lejos de continuar con sus vidas, todos se quedaron viendo el drama gratuito que estaban ofreciendo.
VANESA: No me quiero casar con vos. 
Juan se incorporó y agachó la cabeza, envuelto en una especie de rabia y tristeza. 
EMMA: ¡Vane! 
Vanesa se giró, aliviada al ver a Emmanuel y su amigo Nicolás venir hacia ella corriendo como si el diablo los estuviera persiguiendo. 
VANESA: ¡Chicos! ¿Qué sucedió?
EMMA: ¡Secuestraron a Lucy!
VANESA: ¡¿Qué?!
Jose, al escuchar aquello, decidió intervenir en la conversación.
JOSE: ¿Cómo que la secuestraron?
NICO: Fue Toti. Quiere la gallina de Cristian a cambio de devolvernos a Lucy.
Juan, al escuchar aquello, decidió que también debía intervenir.
JUAN: Vanesa, estábamos en medio de algo acá.
VANESA: Juan, por todos los cielos, acaban de secuestrar a Lucy.
JUAN: ¿Querés que crea que un tipo secuestró a Lucy a cambio de una gallina? ¿No te parece estúpido de creer?
EMMA: Esta gallina es especial porque habla.
Juan puso los ojos en blanco.
JUAN: De acuerdo. Entendí el punto. No es necesario que sigan con la farsa.
VANESA: Juan, por favor, tenés que entrar en razón que...
JUAN: No, dejalo ahí.
Y murmurando maldiciones se marchó, ante la atónita mirada de los demás presentes.
EMMA: ¿Acabamos de interrumpir algo?
NICO: ¿Tiene algo de relación con la propuesta de casamiento que estaba escrita en el cielo?
EMMA: ¡Claro! ¿Vos eras esa Vane?
Vanesa los lapidó con la mirada a ambos.
VANESA: Ustedes dos serían buenos detectives, ¿eh? ¿Podemos volver a concentrarnos en Lucy?
EMMA: Ah, eso. Necesitamos llevarle la gallina y nos devolverá a Lucy con vida.
VANESA: ¿Por qué es tan importante la estúpida gallina?
NICO: Porque de verdad cree que habla. Y cree que es un regalo de Dios o algo así. 
VANESA: ¿Entonces recurre al secuestro para conseguirla? 
EMMA: Típico de la iglesia católica.
JOSE: Voy a llamar a Héctor. 
Y los cuatro, propuesta de casamiento frustrada mediante, entraron en el gimnasio.

46

Los chicos se quedaron perplejos mientras los cuchillazos salían y entraban en el cuerpo del cuerpo de Toti.
En un momento, Polenta cortó un dedo del muchacho que voló directamente hacia la ventana que estaban Carla y Cristian.
CARLA: ¡Pero qué asco!
El misterioso Polenta terminó después de 21 cuchillazos, tal como lo vaticinaban los informes policiales. Tras eso, el asesino pareció tranquilizarse.
EMIR: ¿Está llorando?
CARLA: Esto le dolió mucho. Al final, era una buena persona.
IVANA: Carla, por el amor de Dios, acaba de apuñalarlo como un desquiciado. Muy buena persona no parece.
Entonces, alguien más descendió del automóvil de donde bajó Polenta.
CRISTIAN: Es... Mi padre.
IVANA: Es mucho peor de cómo lo recordaba.
Ariel apareció cerca de Polenta y le puso una mano en el hombro, en señal de apoyo. Sea cual fuere el motivo por el que mataron a Toti, era obvio que estaban juntos en eso.
Se dijeron algo que los chicos no alcanzaron a escuchar y, acto seguido, Ariel extrajo un pequeño frasco del bolsillo que contenía una suerte de líquido luminoso de color amarillo. 
Acercó el frasco a la boca del chico muerto y vertió el contenido del líquido en su interior.
Luego de esperar unos segundos mirando el cadáver, como si estuviera contando las incisiones que Polenta ocasionó, se volvió hacia él para hacerle un gesto de que se marcharan.
CRISTIAN: No parece tan mala persona como creí.
IVANA: Cristian, ¿estamos viendo a la misma persona? 
CRISTIAN: Vine aquí creyendo que mi papá lo había matado a Toti y ahora descubro que no fue así.
IVANA: ¡Pero es obvio que es el autor intelectual del hecho! O un cómplice de lo que pasó.
CRISTIAN: No tenemos pruebas para acusarlo.
Ivana puso los ojos en blanco y decidió que no quería discutir más con él. 
EMIR: Tenemos que volver. 
CARLA: Exacto. Ya resolvimos todo.
IVANA: ¡¿Qué es lo que resolvimos?! Lo único que tenemos son más preguntas. ¿Quién era este maldito Polenta? ¿Por qué actuaba con Ariel? ¿Quién fue Toti y por qué lo mataron? ¡No resolvimos nada! 
CRISTIAN: Ivana...
IVANA: ¡Chicos, por Dios! ¡Estoy cansada de que este hombre nos siga arruinando la vida en el pasado, presente y futuro! Ni siquiera sabemos cómo llegó el cadáver de Polenta...
Ivana interrumpió su soliloquio cuando la puerta de la casa de Toti se abrió de un empujón.
Los cuatro, completamente perplejos, se quedaron de piedra ante un Ariel que los observaba.
ARIEL: ¿Qué están haciendo aquí?

47

Héctor entró en el gimnasio Aliados y se encontró con personajes bastante inquietos. Más una gallina que iba y venía por todo el lugar.
HECTOR: Disculpen la demora. Estaba yendo a ayudar a Emmanuel a la iglesia, pero un estúpido escribió una declaración romántica en el cielo, saltó del avión y dejó que se estrellara contra las colinas. ¿Qué está pasando?
EMMA: ¡Toti tiene secuestrada a Lucy! ¡A mi Lucy! ¿Entendés lo grave? Ella es lo único que hay en el mundo.
NICO: Es verdad. Es lo único destacable de Emma.
Héctor parpadeó con un poco de confusión.
HECTOR: Explíquenme.
EMMA: Fui a hablar con Toti para decirle que iba a pertenecer a su secta. Pero él me dijo que para ingresar debía ofrecer un sacrificio. Para mí, en lo personal, era bastante sacrificado estar ahí queriendo hacer algo por el prójimo, pero resulta que el sacrificio que me pidió fue la estúpida gallina de Cristian, que al parecer también habla.
Héctor miró a la gallina.
La gallina no habló.
Se volvió a mirar al resto.
HECTOR: Continuá.
EMMA: Cuando me niego a quitarle a la mejor amiga de Cristian, me amenaza y me dice que matará a Lucy si no le llevo la gallina. No puedo dejar que eso pase. Yo entiendo que las gallinas dan tanto amor como la persona y, caramba, soy una persona que fue al campo, soy consciente que las gallinas son mejores en el sexo que algunas personas, ¡pero tengo que entregarla a cambio de Lucy! 
HECTOR: Mucha información, Emma.
VANESA: Demasiada.
HECTOR: ¿Dónde está Cristian?
Nico, Emma, Jose y Vane negaron con la cabeza.
NICO: No lo vimos.
HECTOR: Lo mandé a la casa de Toti para que vigilara lo que iban a hacer los otros chicos. ¿Todavía no volvió?
EMMA: No, pero esto puede ser tomado como algo bueno. No está pero sí está la gallina. 
VANESA: No podemos quitarle su animal cuando él no está. En especial porque me lo dejó a mi cargo. 
JOSE: Es la vida de Lucy la que está en juego. Tenemos que tomar una decisión ahora.
Todos miraron a Héctor, lo más parecido a una autoridad que podría elegir el destino de Pacha ante la ausencia de Cristian.
HECTOR: Vamos a hacer el intercambio. 

48

La situación era altamente tensa.
Ariel los observaba a cada uno, sin llegar a comprender lo que tenía enfrente.
ARIEL: ¿Qué está pasando? Acabo de dejarlos a cargo del Otro Ariel. Es imposible que estén acá. Además, lucen diferentes...
CARLA: Gracias. Desde que entrenamos con Jose y Vane que realmente nuestro físico ha cambiado notablemente.
Emir le pegó un pizotón a Carla para que se callara.
Ariel no hizo caso a su comentario y reposó sus ojos en Cristian.
ARIEL: ¿Cristian?
CRISTIAN: ¿Me conocés?
ARIEL: Claro que te conozco. 
CRISTIAN: Soy tu hijo.
Si Cristian esperaba un momento emotivo con esto, está claro que no estaba surtiendo el efecto deseado. Ariel lo miró con desprecio.
ARIEL: Pero estás en la academia de policía, ¿cómo es que estás acá?
CRISTIAN: Entonces, ¿sabés sobre mí?
ARIEL: Claro que sé sobre vos. Necesitaba saber sobre vos para mantenerte alejado de mi vida. Nadie podía enterarse de que tenía un hijo. Soy demasiado joven para tener un hijo de tu edad.
Cristian abrió la boca pero no pudo emitir palabra.
IVANA: Vaya joya que perdimos con tu muerte, ¿eh?
ARIEL: ¿De qué estás hablando?
CARLA: Nosotros no somos los que tenemos que darte explicaciones, Ariel. Tu amigo acaba de matar a Toti y vos sos cómplice de ésto. ¿Por qué no nos explicás lo que acaba de pasar?
ARIEL: No es algo que les interese.
IVANA: Entonces, si esta charla no da para más, creo que mejor nos vamos...
Ivana estuvo a punto de girarse para ir hacia la habitación pero Ariel la sujetó del brazo.
ARIEL: Nadie se va de aquí hasta que no me expliquen qué es lo que pasa. Y sino...
EMIR: ¿Y si no qué?
IVANA: Emir, ¿por qué no te hacés el macho americano cuando Ariel te tenga sujeto del brazo a vos?
ARIEL: Y sino, mi amigo se va a divertir con ustedes... ¡Polenta!
Los cuatro se quedaron de piedra cuando el misterioso Polenta acudió al llamado de Ariel y, cual zombie, se quedó en el portal de la casa mirando hacia el interior. A su vez, Ariel sacó su celular del bolsillo y apretó unos números. Ivana pudo ver cómo accedía a las cámaras del gimnasio.  
ARIEL: Ivana, Carla y Emir están entrenando en este momento con el Otro Ariel. Pero sin embargo, los estoy viendo acá. ¿Cómo es posible? No quiero lastimarlos, pero no si no me dejan opción...
Emir dejó fluir meses de entera furia reprimida y le pegó una patada inesperada en la boca del estómago a Ariel. Al no vérsela venir, soltó el brazo de Ivana.
EMIR: ¡Dios! ¡Esto se sintió tan lindo!
Ivana, acto seguido, le pegó una patada en la cabeza al hombre caído.
IVANA: ¡Dios! ¡Es verdad!
CARLA: ¡Yo también quiero! 
Pero Cristian la tomó de la cintura y la apartó, al tiempo que Polenta comenzaba a avanzar hacia ellos a pasos agigantados.
CRISTIAN: ¡Tenemos que salir de la casa ahora!

49

Emmanuel sintió que la gallina se movía inquieta en su regazo. Nicolás, caminando a su lado, estaba casi tan inquieto como el animal. Y si la iglesia podría resultar aterradora e imponente a la luz del día, siendo de noche, su aspecto era incluso más sombrío y desolador. 
EMMA: ¿Toti? ¿Estás acá?
NICO: Recordá el plan. No le des la gallina a menos que te de a Lucy primero.
EMMA: Viva. Si la mata, mataré a la gallina y se la daré.
NICO: No creo que sea un trato justo, Emma.
Escuchó a Héctor caminando por los pasillos laterales de la iglesia. Iba a intervenir en el momento en que tuvieran a Lucy y a la gallina con ellos. Era la única posibilidad de salvar a Pacha antes de que caiga en manos del guía espiritual.
EMMA: ¡Toti!
Toti apareció caminando en el altar. Tenía una amplia sonrisa de satisfacción en el rostro.
TOTI: Elegiste bien.
EMMA: Devolveme a Lucy y te daré la gallina. Antes, no hay chance.
TOTI: De acuerdo.
Hizo un movimiento con la mano a vaya saber Dios quién, pero Lucy apareció liberada desde una punta de la iglesia. Apenas vio a Emma, corrió hacia él abriendo sus brazos.
LUCY: ¡Emma! 
EMMA: ¡Lucy! ¿Estás bien?
LUCY: Estoy bien. Ahora estoy bien.
EMMA: Nico, llevate a Lucy afuera.
Nicolás tomó a una Lucy que derramaba lágrimas y estuvo a punto de guiarla hacia la salida del templo.
TOTI: Nadie se mueve de aquí. Me das esa gallina ahora.
HECTOR: ¡No te vas a llevar nada!
Todos se giraron a ver a Héctor quien, arma en alto, apuntaba directamente a Toti.
Si esto podría haber desconcertado al religioso, estaba claro que no había surtido efecto alguno, pues su sonrisa petulante continuaba vigente como si aquello le divirtiera.
TOTI: Vaya, vaya, vaya. Así que esas tenemos. ¿Tu compañerito está aquí?
HECTOR: Manos arriba, Toti. Estás arrestado.
TOTI: ¿No está Cristian? ¿Viniste solo? Pues, qué pena.
Entonces sucedió algo que Emmanuel no consideró que vivió ni en sus mejores momentos de estar bajo los efectos de estupefacientes. Los ojos de Toti adquirieron un tono amarillo que iluminaba la oscuridad que reinaba en el lugar.
De repente, el arma voló de las manos de Héctor como si alguien la hubiera empujado con fuerza. El policía no logró reaccionar a tiempo, pero acto seguido, él salió disparado hacia la pared de la iglesia.
LUCY: ¡Oh, mi Dios!
Emmanuel miró a Héctor en el piso, luego volvió a mirar a Toti, quien no había dejado de mostrar ese perturbador efecto de lo que podía hacer con sus ojos.
EMMA: Diablos, Toti... ¿Qué es lo que sos?