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Vanesa y Emmanuel recorrieron la vacía y abandonada casa de Toti. Había señales de que hubo un incendio, pero no había rastros de seres humanos.
VANESA: Oh, Dios. ¿Creés que los chicos están bien?
EMMA: Es probable que no. Al no tenernos a nosotros, se habrán sentidos perdidos y desamparados, sin la mínima noción de cómo reaccionar ante las mínimas pruebas que les ponen la vida... Es probable que estén muertos, Vane.
VANESA: ¡No digas eso! Tienen que estar en algún sitio.
EMMA: En esta casa no están.
Escucharon un fuerte ruido provenir desde la habitación y ambos corrieron hacia allí. Al entrar, descubrieron a Ivana, Cristian, Carla y Emir tirados en el piso.
VANESA: ¡Chicos! ¿Qué sucedió?
EMMA: Mientras ustedes jugaban a la escondidas, un demonio apareció.
CRISTIAN: ¿Un demonio? ¿Dónde está Héctor?
EMMA: El demonio lo atacó.
IVANA: ¿Y Jose?
EMMA: El demonio lo secuestró.
CARLA: ¿Y Pacha?
EMMA: El demonio también se llevó a la gallina.
EMIR: ¿Y Nico?
EMMA: ¡Él era el demonio! Nah, mentira. Siempre fue Toti.
RODRIGO: Entonces no era el demonio, era el de corbata. Ah, re.
Todos miraron al interior del armario y decidieron conveniente cerrar la puerta.
VANESA: Sé que parece absurdo de explicar, pero Toti tiene secuestrados a Pacha y a Jose.
IVANA: Tranquila, Vane. Tu historia debe ser igual de rebuscada como el hecho de que nosotros te expliquemos que en realidad viajamos al pasado y somos los que pusimos a Polenta dentro del congelador.
Vanesa asintió y observó a Ivana.
VANESA: Es verdad. No lo entiendo.
EMIR: El punto es que tenemos que rescatar a Jose...
CRISTIAN: Y a Pacha.
EMIR: Y a Pacha. ¿Dónde puede ir un demonio? ¿A una cueva?
IVANA: Tengo una llamada entrante de Sergio. ¡Sí! Finalmente estamos en el presente y puedo volver a usar la tecnología. ¿600 mensajes de Whatsapp por unas horas que me ausenté? Después dicen que no soy popular, ¿eh?
Ivana atendió la llamada en casa.
IVANA: ¿Sergio?
SERGIO: Ivana... Están en casa...
IVANA: ¿Quién está en casa? ¿Toti? ¿Jose? ¿La Pacha?
CRISTIAN: Sólo Pacha a secas.
SERGIO: Me atacaron...
IVANA: ¡¿Estás herido?!
SERGIO: Necesitaban mi sangre... Ivana... Yo...
IVANA: Sergio... ¡No te mueras! ¡No te podés morir!
Todos los chicos miraron anonadados y con lágrimas en los ojos la escena. Carla consideró que era muy conveniente poner música de violín de su celular para que adquiera más dramatismo.
SERGIO: Ivana... Yo... Tengo que decirte que te...
IVANA: Oh, Sergio, no. ¡No! ¡Me lo vas a decir en persona! ¡Ya sé que me amás!
SERGIO: Te... Te dejé pobre.
IVANA: ¿Qué?
SERGIO: Gasté la plata de mi seguro de vida en comprar una nueva moto. No te la mostré porque la choqué cuando salí. Está en el taller. Vas a tener que pagar los daños. Lo siento mucho...
IVANA: ¿Sergio? ¡Sergio! ¡Sergiooooooooooo!
SERGIO: Todavía estoy vivo. No me grites.
IVANA: Oh, lo siento.
SERGIO: Pero ya moriré.
La llamada se cortó e Ivana dio un alarido lleno de dolor por la muerte de su ser amado.
IVANA: ¡Tenemos que ir a mi casa! ¡Están ahí!
EMIR: Vayamos por el armario.
Los chicos volvieron a abrir la puerta del armario.
RODRIGO: Claro, ahora que necesitan de mí, sí aceptan reírse de mis chistes, ¿no?
61
Los chicos salieron del armario directamente en la habitación de Ivana. Salieron corriendo despavoridos hacia el patio devenido en playa, en donde se encontraron una imagen aterradora.
Sergio flotaba boca abajo en el río. Cerca de él, Toti lanzaba alguna oración en un idioma que todos desconocían. A su lado, estaba un viejo baúl donde Pacha estaba de pie. Pero lo más inexplicable, era ver a Jose suspendido en el aire, como si Toti pudiera moverlo con el poder de sus manos.
VANESA: ¿Qué diablos es esto?
CARLA: Cristian, si tenés un arma en tu poder, el momento de utilizarla es ahora.
CRISTIAN: Pero yo nunca le disparé a nadie. Además, las leyes indican que alguien tiene que estar en peligro para poder disparar.
IVANA: ¡Jose está levitando y Sergio está muerto! ¿No te parece algo peligroso? ¡Ay, dejámelo a mí!
Y sin que Cristian lo pudiera evitar, Ivana le quitó su arma, apuntó a Toti y disparó.
El disparo fue certero y le dio en un hombro, haciendo que el demonio pierda su concentración y Jose cayera al agua. Toti se giró con los ojos amarillos, llenos de odio, mirando hacia Ivana.
TOTI: ¿¡Qué hiciste, estúpida!?
Cristian entonces pareció caer en cuenta que su amada gallina estaba en aquella situación también.
CRISTIAN: ¡Pacha! ¡Vení conmigo!
El loco de la gallina salió corriendo en dirección hacia su amada mascota.
EMIR: ¡No! ¡Cristian! ¡No vayas!
CRISTIAN: Me quitaré la remera para no mojarme en el agua.
EMIR: Ah. Entonces andá tranquilo.
Cristian se quitó la remera que despertó los suspiros en el momento más inapropiado de la historia de la humanidad y fue chapoteando a buscar a su animal.
CRISTIAN: ¡Pacha!
PACHA: ¡Cristian!... ¡Toti! ¡Está Cristian aquí!
Toti pareció volver a concentrarse con la orden de su amo y comenzó a hablar nuevamente en ese idioma desconocido, al tiempo que alzaba su mano para hacer levitar al joven.
PACHA: Una vez más, ¡mi plan salió perfecto! ¡Contemplen, inmundos, mi inminente retorno!
Los chicos se quedaron perplejos, una vez más, al ver que la gallina estaba hablando.
EMMA: Pacha hablaba de verdad.
VANESA: Y esa voz... Esa terrible voz...
CARLA: ¡Dios mío! ¡Es Ariel!
EMIR: ¿Reencarnó en una gallina? ¡Qué ironía!
IVANA: Genial. De no verlo por dos meses paso a verlo dos veces en el mismo día. Esto es peor que la muerte de Sergio.
CARLA: Coincido.
EMMA: Tenemos que matar a la gallina antes de que posea el cuerpo de Cristian. ¡Que oración más estúpida acabo de decir!
Esta vez, los chicos corrieron a tomar a la gallina, pero Toti los percibió. Sin dejar de hacer que Cristian levitara, hizo un movimiento con su brazo libre y todos fueron empujados por los aires como si hubieran recibido un golpe de viento.
IVANA: Parece que vamos a tener que disparar de nuevo.
Y acto seguido, Ivana tomó el arma nuevamente y apuntó. Esta vez dio directamente en el pecho de Toti.
El resultado fue inmediato. Toti cayó en el agua a la vez que la levitación de Cristian llegó a su fin. También cayó desde las alturas entre las olas.
PACHA: ¡Oh, Ivana! ¡Seguís siendo la misma molestia de siempre!
IVANA: No proyectes, querido.
Ivana apuntó a la gallina, dispuesta a darle una muerte digna a Ariel. Otra vez.
Pero Cristian corrió para interponerse.
CRISTIAN: ¡No! ¡Ivana! ¡Es Pacha!
VANESA: Cristian, ¡no es Pacha! ¡Es Ariel!
CRISTIAN: ¿Mi padre?
PACHA: Así es, hijo mío. Cuando tus nuevos amigos me mataron, mi alma vino a ocupar el lugar de tu gallina. Quería conocerte mejor. Yo quería... Estar cerca de vos.
A Cristian se le humedecieron los ojos.
CRISTIAN: ¿De verdad?
CARLA: ¡Ay, por Dios, Cristian! ¡Te está manipulando! Hace unas horas atrás te despreció sin piedad.
PACHA: No la escuches, hijo mío. Sólo te pido que me dejes vivir en tu cuerpo. Es tu deber como hijo salvar la vida de tu padre.
CRISTIAN: ¿Y mi gallina?
PACHA: Ella ya no está. Es sólo un envase.
CRISTIAN: ¿Y qué pasará conmigo si te dejo poseerme?
PACHA: Vas a desaparecer. Pero al menos estarás con Pacha.
Los demás escuchaban aquella conversación boquiabiertos.
EMIR: Hay tantos libros de psicoanálisis que se podrían escribir con esta conversación.
CARLA: ¡Cristian! ¡No lo escuches! ¡Vos no lo conociste, pero te puedo jurar que Ariel era la persona más horrible que existió en el planeta!
Cristian miró a sus nuevos amigos, totalmente perplejo e incapaz de tomar decisión.
CRISTIAN: No sé qué hacer...
PACHA: ¡Salvá a tu papá, Cristian! ¡Yo siempre te amé!
VANESA: ¡Matá a la estúpida gallina!
Cristian notó que el cuchillo con el que Toti había matado a Sergio flotaba en el agua. Lo tomó entre sus manos y apuntó hacia Pacha, quien asustada, retrocedió instintivamente unos pasos sobre la tapa del baúl.
PACHA: Hijo mío... ¡No les hagas caso!
CRISTIAN: Lo siento, papá. En los pocos días que llevo con ellos aprendí algo esencial: nunca le digas que no a Vane.
Acto seguido, le cortó el cuello a su gallina y, con ella, todo vestigio de su infancia.
62
Se produjo un enorme silencio tras la nueva muerte de Ariel.
Fue como si el tiempo se hubiera congelado, con un Cristian sin remera con el cuchillo todavía en alto, mientras la sangre de Pacha caía en el agua y su cabeza se había perdido entre las profundidades de la noche.
Carla se acercó al oído de Emir.
CARLA: ¿Es malo que en este momento tan dramático confiese que Cristian está muy sexualizable?
EMIR: Para nada. Tengo ganas de que me corte la cabeza a mí.
Cristian dejó de derramar las lágrimas correspondientes y pareció volver a la realidad. Estaba por salir del agua rumbo a la orilla cuando, de la nada, Toti volvió a levantarse lanzando un grito que sobresaltó a todos.
TOTI: ¡No! ¡Mi amo!
Y con un movimiento de su brazo, hizo volar a Cristian por los aires. Aterrizó en la orilla, cerca de un Jose que continuaba desmayado.
VANESA: ¡Dios mío! ¿Es que nunca te vas a morir?
EMIR: Toti, ¿cómo es posible que estés vivo? Te vimos morir apuñalado por Polenta.
TOTI: Es que ustedes son realmente tontos. Es evidente que este cuerpo no es mío. Toti murió esa noche cuando yo mismo lo apuñalé.
CARLA: ¿Cuándo vos mismo...?
EMIR: Eso significa que vos sos...
TOTI: ¡Exacto! ¡Yo soy Polenta!
Todos ahogaron un grito de asombro. Excepto Emma, que no entendía nada.
EMMA: ¿Quién diablos es Polenta? Siento que me estoy perdiendo parte importante de la trama.
TOTI: Ariel vertió mi alma en su interior y por eso resucité a los pocos días. Mi antiguo cuerpo sufría una enfermedad incurable, así que tenía que irme.
IVANA: Bueno, yo que he conocido a ambos cuerpos tampoco es que hiciste el "gran" cambio.
TOTI: Mi cuerpo sin alma sólo se limitó a obedecer las órdenes de Ariel. Pero lo perdimos el mismo día de la transferencia. De todos modos, haré lo que Ariel nunca pudo hacer.
EMIR: ¿Entrenarnos bien?
TOTI: ¡Matarlos! ¡Voy a matarlos a todos ustedes!
IVANA: No si vos morís primero.
Y acto seguido, Ivana disparó por tercera vez contra Toti. Esta vez, el tiro dio perfectamente en la frente del muchacho.
Nuevamente volvió a producirse el silencio entre todos.
IVANA: Para ser un demonio todopoderoso, es bastante débil con las balas.
63
Emir, Emmanuel y Cristian llevaban a un desmayado Jose hacia el armario del dormitorio de Ivana.
Cuando abrieron la puerta, se encontraron con un Rodrigo ansioso por saber qué fue lo que sucedió.
CRISTIAN: Tenemos que llevarlo a la clínica urgente.
RODRIGO: Bien. ¿Y Sergio?
EMMA: Está más muerto que la relación de Vane y Juan.
EMIR: ¿Vane y Juan se pelearon?
EMMA: Cuando están en el pasado, se pierden cosas del presente.
EMIR: Sos la perla de la filosofía.
Cristian y Emmanuel metieron a Jose dentro del armario. Cuando Emir estaba por ingresar también, Rodrigo lo detuvo con un gesto con la mano.
RODRIGO: ¡No, Emir! ¡Vos ya estás afuera!
EMIR: ¡Cierto!
Y sonriendo, cerró la puerta para que se pudieran transportar.
EMIR: Un momento... ¿Qué diablos pasó acá?
64
Las tres amigas se quedaron en silencio, contemplando el río lleno de cadáveres.
CARLA: Ariel va a encontrar la forma de volver. Estoy segura.
VANESA: Y nosotros lo vamos a detener nuevamente. Ivana... ¿Vas a estar bien?
IVANA: Sí, sacando el hecho de que Sergio murió, que hay un par de cadáveres flotando el patio de mi casa y que tendré que prostituirme para pagar las deudas de mi marido, creo que voy a estar regio.
Se produjo un nuevo silencio. Casi de paz. Casi de muerte.
VANESA: Juan y yo terminamos.
CARLA: ¡Oh, Vane! ¡Lo siento muchísimo!
IVANA: ¿En serio, Carla? Mi marido se acaba de morir desangrado y vos te apenás porque Juan y Vane tuvieron una peleíta.
CARLA: No todo puede girar siempre en torno a vos, Ivana.
VANESA: A lo que iba, Ivana, es que voy a estar sola. Y si querés, podemos vivir juntas hasta que nuestras vidas se acomoden.
IVANA: Ay, Vane. La verdad es que no sé si quiero volverme lesbiana.
VANESA: No te estoy ofreciendo eso.
IVANA: Entonces sí.
Las dos se fundieron en un abrazo y Carla se emocionó.
CARLA: Voy a hacer que Lucy y Emma se peleen, así ella se va a vivir conmigo.
Decidieron volver hacia la casa cuando, de repente, un sonido de alguien saliendo del agua las alertó.
Se giraron espantadas, pensando que se trataba de Toti otra vez.
Pero no.
IVANA: ¡Oh, por Dios! ¡Sergio!
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Dos Semanas Después...
Carla decidió que era hora de ser sincera. Miró al muchacho rubio que tenía enfrente y decidió disparar la verdad.
CARLA: No te voy a mentir, Mati. La verdad es que nuestra relación tiene que terminar. Yo sé que estás enamorado de mí, pero te pido que te lo tomes con madurez.
Matías asintió y agachó la mirada.
MATIAS: No voy a negar que me la veía venir. Hace un par de días que te notaba un poco ausente.
CARLA: Igual... Podemos ser amigos, ¿no?
Matías se encogió de hombros.
MATIAS: Claro. Más adelante.
CARLA: Gracias por todo.
Le dio un beso en la mejilla y se despidió. De nada hubiera servido decirle que lo abandonaba porque había conocido a otro muchacho que la tenía enamorada.
Después de esa necesaria ruptura, salió a encontrarlo en el bosque, listo para la caminata que habían programado. Al ver a Cristian, sonrió con orgullo y le dio un beso en los labios.
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Emir se sorprendió de ver a Matías un día que no debía parar en su casa.
EMIR: ¿Qué pasó? ¿No viajaste?
MATIAS: Tengo que serte sincero. Durante todos estos meses, los días que me iba de aquí, en realidad me veía con otra persona. Pero estoy aquí porque esa historia se terminó y quiero apostar realmente por nosotros.
EMIR: Oh, Matías. Confesarme esto es un gesto muy noble.
MATIAS: ¿De verdad?
EMIR: En un momento totalmente inoportuno. Porque quiero que terminemos.
MATIAS: ¿¡Qué!?
EMIR: Ahora me siento menos culpable al decirte que conocí a otra persona.
MATIAS: Pero...
EMIR: Igual, podemos seguir siendo amigos, ¿no?
Le dio un beso en los labios de despedida, pero salió de allí liberado de aquella carga que la noche anterior lo tuvo en vela. Post sexo con su nuevo amor.
Salió de su casa en dirección al bosque, donde había quedado en encontrarse con su cita. Al ver a Cristian, lo saludó con énfasis.
CRISTIAN: Venís sonriente.
EMIR: Me siento liberado.
CRISTIAN: Se fueron a comprar agua mineral al kiosco para hacer el recorrido.
A la distancia, la figura de Carla y Héctor apareció entre la multitud, botella de agua en mano. Héctor saludó a Emir con un beso en los labios y emprendieron el camino por el lugar.
HECTOR: Tengo las esposas.
EMIR: No vamos a hacer eso acá, Héctor.
CARLA: Amor, ¿cómo vas llevando el hecho de que mataste a tu padre gallina?
CRISTIAN: Bastante bien. Pese a que es terriblemente doloroso, recientemente me enteré que tengo un medio hermano de parte de madre, que iba al gimnasio de Ariel. Así que tal vez ustedes puedan ayudarme a vincularme con él.
EMIR: ¡Fantástico! ¿Quién es?
CRISTIAN: Se llama Darío. Me dijeron que atiende un kiosco. ¿Lo conocen?
Carla y Emir se miraron automáticamente.
CARLA: Ay, Dios.
EMIR: Creo que nunca escuché hablar de él.
Y sin decir más, siguieron caminando en su aventura.
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Emmanuel se sorprendió de ver a Lucy llorando en la habitación.
EMMA: ¿Lucy? ¿No íbamos a ir a entrenar? ¿Estás llorando porque te da miedo Vane?
LUCY: No puedo ir a entrenar, Emma.
Derramando un par de lágrimas, le mostró su prueba de embarazo y la marca que daba positivo. Emma tomó la prueba entre sus manos y la observó detenidamente.
EMMA: No tengo idea de qué es lo que estoy sosteniendo.
LUCY: Estoy embarazada, Emma.
EMMA: Oh, Lucy... No vas a poder entrenar por mucho tiempo.
La abrazó sin tener ninguna otra reacción, pero la mente de Lucy estaba en otro sitio como para que aquello la afectara.
Después de todo, ¿cómo podía confesarle a Emma que en los tiempos que Toti fue su guía espiritual, tuvo un encuentro casual con él que podría traer como resultado el test de embarazo positivo?
Y después de lo que descubrió de Toti... ¿Cómo podría sentirse tranquila sabiendo que el hijo que llevaba en su vientre podría ser el hijo de un demonio?
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Cuando Vanesa vio que Jose regresaba al trabajo, tras un descanso por haber sido atacado por el demonio, sintió tanta alegría que por impulso casi lo besa en los labios. Había evitado ir a visitarlo, precisamente para que sus instintos básicos no surgieran a flote.
Jose la saludó con una sonrisa y se sumergieron en un incómodo silencio.
JOSE: Me siento mejor.
VANESA: Se te nota mejor.
Silencio.
JOSE: ¿Cómo estás vos?
VANESA: Estoy bastante bien.
Silencio.
Al final ambos decidieron hablar al mismo tiempo y ninguno de los dos escuchó lo que el otro dijo.
Se quedaron en silencio nuevamente.
JOSE: No sé si es oportuno hablar de algo sobre nosotros...
VANESA: Por más ansiosa que estoy sobre el tema, en realidad es muy pronto.
JOSE: Entonces...
VANESA: Canalicemos la tensión sexual en la investigación. ¿Acaso olvidamos que el cadáver de Polenta se escapó del congelador y lo vimos deambulando unos días después?
JOSE: Realmente sabés cómo matar cualquier intensión sexual, ¿eh?
Vanesa sonrió como si hubiera recibido un piropo.
VANESA: Tengo algo de experiencia en la castración.
69
Sergio se apoyó sobre el bastón y caminó hacia el patio de su casa.
Después de haber estado al borde de la muerte, finalmente había conseguido salvarse y pasar dos semanas casi postrados, enloqueciendo a Ivana al punto de haber deseado genuinamente que se hubiera muerto en el agua.
SERGIO: Voy a ir a pasear por la playa.
IVANA: Que la arena no te entre en las heridas que después te vas a pasar quejándote toda la noche.
Negó con la cabeza mientras se marchaba y se puso a cocinar. Por fortuna, todo había salido bien.
Sergio continuó caminando en aquel día soleado.
Pese a que la playa haya sido construida con propósitos oscuros, no podía negar que era un agradable lugar para estar.
Cuando llegó a la arena, ignoró completamente el consejo de Ivana y se tiró a contemplar el río.
Esperó unos segundos hasta que la bestia se acercó. No podía hablar porque estaba vacía. No era más que un juguete con la forma de un hombre.
Se sentó a su lado como si fueran amigos y también contempló las tranquilas aguas, como si pudieran experimentar la misma dicha.
Sergio le lanzó una mirada serena que el cuerpo del que fue Polenta no devolvió.
<<No puede morir>>, pensó.
Al final, aquella noche hacía dos semanas, todo había salido bien.
Su cuerpo pronto sanaría y entonces comenzaría la verdadera diversión.
Sergio sonrió al tiempo que divisó unas turbias nubes en el cielo.
Se estaba acercando una terrible tormenta.